El zodíaco dracónico, o zodíaco del alma, nos permite visualizar la Carta Natal desde una dimensión diferente. La dimensión del pasado, de la historia, del inconciente, de nuestras raíces, y de aquello que traemos al presente como mandato familiar, como herencia psíquica y genética. Coexiste con el Zodíaco Trópico, y forma parte de una unidad donde la presencia de la Luna, aporta a través del significado de su órbita, una forma diferente de evaluar a los signos zodiacales. La relación de nuestro pasado, de nuestras vidas anteriores, de nuestros deseos, con nuestro propio presente, o con las relaciones que vamos profundizando a lo largo de nuestra vida. Por Néstor Echarte.
Las casas astrológicas son el nexo fundamental entre los designios del cielo y los sucesos que le tocan a los seres humanos en la tierra. Pero no hay una idea única en cuanto a su implementación y fundamentación. Es por eso que existen mas de 60 sistemas de casas diferentes. Algunos de ellos, basados en la división temporal, otros, basados en la división geométrica, coninciden en la mayoría de los casos en dos puntos fundamentales: La posición del ascendente y la posición del Medio Cielo... horizonte y meridiano como referencia inmediata al nacimiento de un ser humano. Las cuatro casas angulares como base del sistema de casas, que evolucionó desde 4, luego 8 y en la actualidad 12 casas mundanas astrológicas. Por Néstor Echarte.
La astrología no solo es una herramienta de diagnóstico, sino que también puede afrontar la acción terapéutica a través de la preparación de esencias o elixires, vehiculizados a través de agua o cremas que son administrados en masajes o en gotas y permiten armonizar el cuerpo energético, emocional y psíquico de las personas brindando el equilibrio planetario que muchas veces no se encuentra en la lectura de la carta natal. Administrando correctamente los elementos faltantes y compensando los excesos, se puede lograr el equilibrio energético del consultante mediante la aplicación de estas esencias de fácil realización. En la actualidad muchos se elaboran mediante la orientación de telescopios que captural la luz de estrellas y la concentran en el agua, pero antiguamente su elaboración se realizaba mediante la utilización de pirámides. Por Néstor Echarte.
Este gráfico representa la órbita de la Luna alrededor de la Tierra y señala los puntos de Perigeo (Valor 100%) y Apogeo (Valor 0%) aumentando o disminuyendo estos valores en forma proporcional según la ubicación de la Luna en su órbita. Este razonamiento es extensivo para cualquier otro planeta del Sistema Solar.
Existen, en la práctica astrológica, elementos orbitales de uso no del todo frecuentes en la evaluación y la interpretación de sus símbolos, pero que en caso de ser tenidos en cuenta pueden aportar conceptos más sutiles en el momento de obtener conclusiones más acertadas al evaluar un tema natal.
Tal es el caso de lo que se denomina Valores de Distancia (VD), dato astronómico que mediante la aplicación de un valor porcentual (entre 0 y 100) mide la mayor o menor cercanía de cualquier planeta con respecto a la Tierra, adjudicándole un valor del 100 por ciento cuando el planeta al trazar su órbita se encuentra en el punto más cercano a la Tierra, mientras que le adjudica un valor porcentual del 0 por ciento cuando este mismo planeta se ubica en el punto orbital más alejado de nuestro planeta.
Todos los planetas describen órbitas elípticas y en la conformación de dicho elipse existen dos puntos en relación a la ubicación del planeta con respecto a la Tierra: uno de estos puntos es el Perigeo, nombre con el que se conoce el punto de mayor cercanía al planeta Tierra, y el otro es el Apogeo, punto en el que el planeta se encuentra en el extremo más alejado de la elipse, o sea de la Tierra.
El ascendente de la carta natal es uno de los elementos más valiosos desde el punto de vista interpretativo. Se encuentra al mismo nivel que la interpretación del signo solar o el signo lunar. Sin embargo no todos conocen su significado astronómico y mucho menos, como se llega a la obtención del ascendente a partir de determinados cálculos astronómicos basados en fórmulas que tratan de entender el funcionamiento de la mecánica celeste.
Cuando los antiguos astrólogos comprendieron que además de los signos y de los planetas, existía otra esfera superpuesta que correspondía a los sectores mundanos, y que la misma era generada por el movimiento de rotación de la tierra, comenzaron a esbozar los primeros sistemas de casas o de domificación. De esta manera se incorporaba al mundo de las estrellas un elemento de lectura que acercaba la astrología al pueblo y a sus necesidades cotidianas, incorporando conceptos mundanos y cotidianos que representaban sus necesidades más primitivas, como el dinero, el trabajo, la salud, el amor, la familia... es decir... aquello que aún nos sigue preocupado, y que humaniza a esa astrología antes reservada a las necesidades de reyes, príncipes y guerreros... y que muy hábilmente sabían explotar religiosos y eruditos en artes tan disímiles pero complementarias como la matemática, la pintura, la medicina, la psicología, la filosofía, la alquimia, la música, la guerra, la astrosofía... entre otras tantas que eran necesarias para ejercer “el oficio más viejo del mundo”: el de astrólogo.