La Astrología Mundana siempre trató de establecer, entre otras realidades, los momentos en los que la Tierra manifestaría uno de sus fenómenos mas sorprendentes y catastróficos, como lo son los terremotos. Las técnicas de proyección planetaria sobre el globo terrestre, y la busqueda de fechas mediante la utilización de Direcciones Primarias nos brinda una herramienta que nos permite optimizar la búsqueda de los lugares de la tierra y los momentos donde podrían ocurrir terremotos de gran intensidad. Gran cantidad de ejemplos corroboran lo acertado de estas técnicas y demuestran además como un terremoto puede encadenarse con otro, formando ´familias´ de terremotos, donde un mismo evento se constituye en causa y efecto. De esta manera diferentes técnicas astrológicas confluyen para lograr un objetivo preventivo, colaborando estrechamente con la sismología. Por Néstor Echarte.
El problema que causa el desconocimiento de la hora exacta de nacimiento a los astrólogos puede minimizarse en la medida en que se aplique un correcto método de rectificación de la hora natal. Las Direcciones Primarias bajo el polo del Significador, mediante la utilización de cúspides topocéntricas dirigidas hacia los lugares natales de planetas nos brindan una herramienta formidable para lograr una correcta construcción del tema natal, donde los hechos posteriores se encadenan corroborando la existencia de una hora de nacimiento precisa. Usted podrá rectificar su carta mediante la utilización de fórmulas complejas o simplificando la tarea mediante la utilización de una Tabla de Casas calculada para el lugar de nacimiento. Solo es cuestión de armarse de paciencia y meterse de lleno en la corrección del tiempo de nacimiento. Una técnica que además, sirve para revalidar la realidad de la Astrología. Por Néstor Echarte.
El campo de la astronomía aplicada a la investigación astrológica parece fluctuar a través de las distintas épocas, entre una dedicación absoluta a un abandono injustificable. Múltiples pueden ser los motivos de estas fluctuaciones, pero lo cierto es que a medida que los astrólogos contamos con mayores elementos tecnológicos que nos hacen más llevaderos nuestros cálculos y nos permiten profundizar en áreas en otros momentos vedadas, es esa misma facilidad, esa misma tecnología la que se vuelve en contra de los propios cultores de la astrología llevándolos a un abandono total de las viejas técnicas de cálculo, y a un desconocimiento absoluto de los principios fundamentales del mismo, confiando ciegamente en lo que una computadora produce sin entender el porqué de los procesos que se llevan adelante y que justifican luego la aplicación de determinado procedimiento o de una particular técnica astrológica.
El ascendente de la carta natal es uno de los elementos más valiosos desde el punto de vista interpretativo. Se encuentra al mismo nivel que la interpretación del signo solar o el signo lunar. Sin embargo no todos conocen su significado astronómico y mucho menos, como se llega a la obtención del ascendente a partir de determinados cálculos astronómicos basados en fórmulas que tratan de entender el funcionamiento de la mecánica celeste.
Cuando los antiguos astrólogos comprendieron que además de los signos y de los planetas, existía otra esfera superpuesta que correspondía a los sectores mundanos, y que la misma era generada por el movimiento de rotación de la tierra, comenzaron a esbozar los primeros sistemas de casas o de domificación. De esta manera se incorporaba al mundo de las estrellas un elemento de lectura que acercaba la astrología al pueblo y a sus necesidades cotidianas, incorporando conceptos mundanos y cotidianos que representaban sus necesidades más primitivas, como el dinero, el trabajo, la salud, el amor, la familia... es decir... aquello que aún nos sigue preocupado, y que humaniza a esa astrología antes reservada a las necesidades de reyes, príncipes y guerreros... y que muy hábilmente sabían explotar religiosos y eruditos en artes tan disímiles pero complementarias como la matemática, la pintura, la medicina, la psicología, la filosofía, la alquimia, la música, la guerra, la astrosofía... entre otras tantas que eran necesarias para ejercer “el oficio más viejo del mundo”: el de astrólogo.